Separación de un narcisista con hijos: cómo empezar a protegerte y cuidar a tus hijos
Cuando compartes la crianza con una expareja que siempre pone por delante su propia visión, que ignora lo que sientes, cambia de versión según le conviene o utiliza a tus hijos como peones… tras la ruptura aún sigues atrapada en una relación desgastante.
Es normal que te sientas agotada, frustrada o incluso culpable por no saber cómo actuar.
Pero este artículo no es para poner etiquetas ni para diagnosticar a nadie.
Es para ayudarte a recuperar el control de tu vida, proteger a tus hijos y reunir fuerzas para salir de una relación que te impide estar bien.
Tal vez tu ex no tenga un diagnóstico, pero sí:
• Siempre sales perdiendo
• Acabas dudando de ti
• O tus hijos quedan atrapados en medio de vuestras discusiones, enredos y malentendidos…
Entonces es momento de parar, observar y de empezar a tomar decisiones que te devuelvan la calma.
Aquí vas a encontrar orientación práctica y emocional para:
• Protegerte sin entrar en lucha
• Asegurar el bienestar de tus hijos
• Y volver a escucharte, aunque el otro grite más fuerte
Paso a paso,con calma y con la certeza de que no estás sola/o.
Cómo saber si tu ex solo piensa en sí mismo
Tal vez tu ex jamás haya ido a un profesional de la salud mental. Bien porque no lo necesite, bien porque no lo reconozca. Este tipo de actitudes también puede darse en personas que han tenido una crianza sobreprotectora o son hijos únicos.
Sea por la razón que sea por la que actua así, si…
• Minimiza lo que sientes.
• Nunca asume su responsabilidad.
• Cambia de versión según le conviene.
• O usa a tus hijos como excusa para herirte…
Entonces es normal que estés confundida, agotada o en alerta constante.
Porque este tipo de actitudes desestabiliza a cualquiera.
Y también crea un entorno tenso e impredecible para tus hijos.
Además, conseguir acuerdos con ese tipo de persona lleva tiempo, paciencia… y muchas veces, desgaste.
Ahora bien, ¿necesitas un diagnóstico para actuar?
No. Lo que necesitas es saber qué hacer.
Si alguien te hace daño, manipula o confunde, puedes (y debes) protegerte.
No se trata de etiquetar al otro.
Se trata de proteger tu paz mental. Y la de tus hijos.
Crecer con un padre/madre que prioriza su imagen: lo que tus hijos sienten y nadie ve
Cuando hay niños de por medio, una relación complicada no se acaba con la separación. Sobre todo, si tu ex:
• Sigue generando tensión
• Manipula lo que dices
• O utiliza a tus hijos como medio para obtener lo que quiere
Crecer con un padre o una madre que prioriza su imagen, niega sus errores e ignora lo que sienten los demás… deja huellas.
A veces invisibles, sí. Pero muy reales.
Hijos que:
• Cambian de humor según con quién estén
• Se sienten culpables por disfrutar
• Intentan mediar entre sus padres
• O se adaptan tanto que dejan de ser ellos mismos
Y muchas veces el daño no llega en forma de gritos.
Llega con silencios fríos, con promesas que no se cumplen, con cambios de versión constantes.
Por eso es tan importante comprender cómo puede afectar esta dinámica, incluso cuando tú estás haciendo todo lo posible por protegerles.
Aquí te explico dos formas habituales en las que esto puede manifestarse:
Inestabilidad emocional y confusión de lealtades
Cuando un niño crece con un adulto impredecible o manipulador, es como si caminara sobre un campo de minas.
No sabe qué versión del padre/madre va a encontrarse ese día. Y eso lo obliga a estar siempre alerta: no molestar, no equivocarse, no enfadar.
Esa tensión constante lo agota. Y por dentro, se activa un cortocircuito emocional.
El niño quiere a ambos padres, pero:
• No sabe si puede confiar
• No sabe si puede hablar con libertad
• Y teme que expresar lo que siente tenga consecuencias
En lugar de crecer con estabilidad, vive en una montaña rusa emocional que depende del estado de ánimo del adulto.
Y entonces es cuando la lealtad se convierte en un rompecabezas:
• A veces quiere proteger al que percibe como más débil
• A veces, al más inestable
Y eso lo coloca en un lugar que no le corresponde.
En vez de sentirse cuidado, siente que debe mantener la paz.
Y eso es demasiada carga para un niño.
Cuando el niño siente que tiene que elegir
A veces no hace falta que nadie diga nada para que un niño sienta que está traicionando a alguien.
Una mirada que desaprueba, una burla sutil o un comentario aparentemente inofensivo pueden bastar para enviar un mensaje muy potente: “Si te llevas bien con tu madre, me estás fallando a mí”. O al revés.
Ese tipo de mensajes no siempre son conscientes ni explícitos, pero se cuelan en la vida diaria y dejan huella.
El niño empieza a:
• Evitar contar lo que ha hecho con el otro progenitor.
• Minimizar lo bien que se lo ha pasado.
• O mostrarse frío para evitar celos, enfados o reproches.
Y eso genera culpa.
Sobre todo, si no tiene un espacio seguro para procesar lo que siente.
Con el tiempo, esa culpa puede convertirse en una desconexión emocional: para no sufrir, el niño apaga partes de sí mismo.
Deja de expresar lo que le pasa, lo que necesita o lo que desea…
Porque siente que, haga lo que haga, alguien va a salir herido.
En lugar de sentirse libre para querer a ambos padres, acaba atrapado en un conflicto que no eligió, pero que arrastra como si fuera suyo.
Cómo protegerte de un ex manipulador (y proteger también a tus hijos)
Cuando tu expareja usa la culpa, el chantaje emocional o la provocación para desestabilizar, no estás ante un simple conflicto.
Estás ante una dinámica desigual, donde protegerte y proteger a tus hijos requiere otras herramientas.
Aquí no se trata de convencer.
Ni de buscar entendimiento.
Se trata de sostener tus límites, proteger tu paz mental y cuidar lo que más importa: el bienestar de tu familia.
Vayamos paso a paso.
La regla de las 3 C: claridad, calma y contención
Cuando tengas que comunicarte con tu ex, recuerda esto: no estás intentando que te comprenda.
Solo necesitas organizar lo práctico.
Como si dieras instrucciones para montar un mueble: paso a paso, sin adornos, sin vueltas.
Este enfoque no es frialdad.
Es una forma de cuidarte y poner orden en un momento que puede ser complicado.
Estas 3 C te ayudarán a lograrlo:
1. Claridad
Habla claro. Di lo que necesitas de forma directa, sin justificarte ni entrar en explicaciones que no vienen al caso.
Ejemplo:“La entrega será a las 18 h en casa.” Eso basta. No necesitas añadir más.
La claridad reduce malentendidos y te da tranquilidad.
2. Calma
Tu tono transmite más que tus palabras.
Cuando mantienes la calma, creas un espacio más seguro para ti y para los demás.
Y sí, es posible mantener la calma incluso cuando el otro no lo hace.
Respira, tómate un momento si lo necesitas, y responde desde un lugar sereno, no desde el enfado o la tristeza.
3. Contención
Comparte solo lo necesario.
Tus decisiones personales no necesitan ser justificadas.
Elige bien qué dices y cómo lo dices.
No todo lo que sientes tiene que estar sobre la mesa.
Cuanto más simple y concreto sea tu mensaje, más energía tendrás para dedicar a lo que de verdad importa.
Herramientas para comunicarte sin conflicto en relaciones difíciles
Cuando hay tensión, desgaste o dinámicas desiguales, lo mejor que puedes hacer es anticiparte y organizarte.
Porque, aunque no puedas controlar cómo responde la otra persona, sí puedes decidir cómo te comunicas tú.
Aquí tienes tres herramientas que te ayudarán a sentirte más segura en cada paso:
Plan parental: el mapa que te da rumbo
Tener un plan parental por escrito aporta tranquilidad y seguridad.
Define tiempos, responsabilidades y acuerdos clave, lo que ayuda a que todo fluya con menos roces.
El plan parental o convenio regulador no es solo un trámite legal: es una forma de cuidarte, proteger a tus hijos y reducir los malentendidos antes de que ocurran.
Aplicaciones que ordenan la comunicación
Apps como 2houses, Familiados o Talking Parents permiten hablar por escrito, con todo bien organizado y registrado.
Aquí lo que se dice, queda.
Y cuando todo está claro, hay menos espacio para la confusión o las versiones cambiantes.
Crea estructuras para lo que ya sabes que se repite. Si ya sabes que hay situaciones que se repiten (como retrasos o cambios de planes),
puedes prepararte con antelación.
Elige cómo quieres reaccionar ante estas situaciones y redacta frases estructuradas. Así, cuando pase, ya sabrás cómo responder.
Ejemplo:
“Como acordamos, si llegas con más de 15 minutos de retraso, se cancela el intercambio y se reprograma para el día siguiente.”
Esto no es rigidez. Es protección y límites.
Y te ayudará a mantener el control sin tener que reaccionar cada vez desde el agobio, rabia e impotencia.
Recupera tu identidad tras la separación: No solo eres madre o padre, también eres tú
Cuando una relación acaba, especialmente si ha sido complicada, es común que todo gire en torno a sobrevivir: sacar adelante a los hijos, mantener la casa, resolver la logística, contestar mensajes, apagar fuegos… Y, sin darte cuenta, pasas a un segundo plano. O a ninguno.
Pero tú no has desaparecido. Sigues ahí, aunque estés cansada. Aunque te sientas pequeña, aunque lleves tiempo sin reconocerte.
Y mereces volver a tu sitio. A tu centro.
No para hacerlo todo perfecto, sino para recordar que no eres solo madre o padre. También eres una persona con sueños, deseos y una vida propia. Y eso importa.
Porque tus hijos no solo necesitan que les cuides.
Necesitan verte viva. Presente. Con ganas de estar en tu propia vida, disfrutando y siendo tú misma/o.
Reconectar contigo tras la separación no es egoísmo, es necesario
A veces cuesta.
Porque nos han enseñado que cuidarnos es un lujo, que poner límites es ser egoísta, y que pensar en uno mismo es algo que viene despues.
Pero es justo al revés.
Cuidarte no es huir de tus responsabilidades ni ser egoista ni ponerte tu en primer lugar.
Es cuidarte para dar
Es poder estar ahí con más presencia, más paciencia, más tranquilidad.
Volver a leer. Salir a caminar sola. Escuchar esa música que te gustaba.
Quedarte en silencio. Pintarte los labios. Llorar si lo necesitas. O reír con alguien que te escucha de verdad.
Todo eso también cuenta.
Y hacerlo delante de tus hijos no es un error. Es una lección.
Les estás mostrando, con el ejemplo, que nadie debe desaparecer por amor.
Que cuidarse es parte de querer bien.
Y que ellos también tienen permiso para ser ellos, siempre.
Elige entornos que fortalezcan tu bienestar tras la separación
Cuando estás en un proceso de separación, el entorno se vuelve muy ruidoso. Todo el mundo opina.
Algunas personas te comprenden.
Otras juzgan sin entender.
Algunas preguntas duelen y algunos comentarios descolocan.
Por eso es tan importante elegir con cuidado a quién dejas entrar en tu espacio emocional.
Rodéate de personas que no te hagan sentir culpable por protegerte.
Que no cuestionen lo que solo tú sabes.
Que te escuchen sin intentar tener razón.
Que te digan la verdad sin herirte.
Y si no tienes cerca a nadie así, búscalo.
En un terapeuta. En un familiar o amigo empatico y compasivo…
A veces no se trata de sumar gente.
Se trata de quitar ruido.
Porque si tú estás bien, tus hijos tendrán un pilar más fuerte donde apoyarse.
Por ello,
Proteger a tus hijos de una dinámica manipuladora no siempre implica cortar la relación con el otro padre/madres. A veces, significa tomar distancia emocional, poner límites claros y priorizar el bienestar de tus hjos por encima de cualquier ilusión de entendimiento.
Tus hijos necesitan que estés presente, tranquila/o, y que no desaparezcas en medio del conflicto.
Tú puedes ofrecerles una infancia tranquila y feliz, incluso si tu ex no colabora.
Y eso empieza cuando te das el permiso de construir algo diferente, a tu manera, pero que funcione para ti y para tus hijos.
No tienes que hacerlo sola/o.
¿Quieres empezar a proteger a tus hijos de una dinámica desgastante y recuperar tu equilibrio como madre o padre?
En el programa grupal Separación Positiva te acompaño paso a paso para reorganizar tu sistema familiar, pongas límites sin culpa y construyas una base estble donde tus hijos puedan crecer en paz.
👉 Apúntate aquí a la lista de espera y da el primer paso hacia una separación más sana.