La mentalidad clave para construir un acuerdo parental sólido y duradero

Para construir un convenio regulador sólido es preciso una nueva forma de pensar y ver la familia.

La mentalidad que adoptes al afrontar la separación y al negociar el acuerdo parental puede marcar la diferencia entre un camino lleno de tensiones  y otro donde prime la calma y el entendimiento.

Sé que es complicado. Las emociones están a flor de piel, y cada conversación con tu expareja puede sentirse como una batalla.

Pero ¿y si te dijera que el mayor obstáculo no es tu expareja, sino las ideas y emociones con las que llegas a la mesa de negociación?

En este artículo, te mostraré cómo desarrollar una mentalidad más flexible y colaborativa puede transformar no solo tus acuerdos, sino también el entorno emocional de tus hijos.

Porque un buen acuerdo parental no es solo un papel firmado; es la base de un nuevo modelo familiar donde la calma, el respeto y el amor guían el camino.

Independientes como personas individuales, objetivo común como padres.

La importancia de la mentalidad en la negociación de acuerdos parentales

La mentalidad con la que afrontas la negociación del acuerdo parental define cómo transcurre cada conversación con tu expareja y las decisiones que tomas.

La clave de la negociación no está solo en los términos del acuerdo que quieras conseguir, sino en la disposición de ambos para encontrar soluciones que prioricen el bienestar de vuestros hijos y os permitan llevar una vida diaria tranquila.

¿Qué es una mentalidad rígida y cómo afecta?

Una mentalidad rígida es una forma de pensar en la que las personas se aferran únicamente a sus creencias, opiniones o formas de hacer las cosas, sin estar abierto a escuchar otros puntos de vista o considerar alternativas. 

Este enfoque limita ser flexible y hace que sea difícil hablar entre vosotros, porque crea un ambiente tenso donde las emociones pesan más que las soluciones.

Cuando esto ocurre, las conversaciones se convierten en enfrentamientos y resulta complicado avanzar.

¿Te has planteado si alguna de estas actitudes está influyendo en tus conversaciones?

• Negarse a ceder o negociar: Pensar que solo tu forma de ver las cosas es la correcta.

• Reaccionar a la defensiva: Sentirte atacado o incomprendido ante cualquier desacuerdo.

• Dejarse llevar por emociones negativas: Como el enfado, la frustración o la rabia, en lugar de enfocarte en buscar soluciones prácticas.

Por el contrario, cuando decides cambiar tu enfoque y eliges poner de tu parte, todo cambia.

La negociación se transforma en un proceso más fluido, basado en la cooperación y en acuerdos que realmente benefician a toda la familia.

¿Qué es un plan parental y por qué es fundamental una mentalidad colaborativa para crearlo?

Un plan parental es una guía que define como tú y tu expareja vais a contribuir a la vida de vuestros hijos tras la separación. Incluye aspectos prácticos, como horarios de visitas o decisiones escolares, pero también abarca lo emocional: cómo vais a garantizar que vuestros hijos sigan sintiéndose queridos y seguros.

Cuando adoptáis una mentalidad colaborativa para crear este plan, el foco cambia. Ya no se trata de vuestras diferencias personales, sino de las necesidades de los niños.

Ahora piensa un momento:

• ¿Qué tipo de relación quieres construir con tu expareja para beneficiar a tus hijos?

• ¿Prefieres vivir en el conflicto, o encontrar paz mental y estabilidad para ellos?

Responder a estas preguntas puede transformar por completo el resultado de tus negociaciones. Si eliges el respeto y la colaboración como base, las decisiones se tomarán desde la calma, no desde la confrontación.

Adoptar una mentalidad colaborativa significa priorizar el bienestar de tus hijos por encima de las emociones del momento y del orgullo personal. Es elegir soluciones flexibles y escuchar las necesidades del otro sin sentir que estás perdiendo terreno.

Al final, el éxito del plan parental no se mide solo por los acuerdos prácticos. También se mide por vuestra capacidad de controlar las emociones, de comprender que las palabras hirientes del otro a menudo esconden su propio dolor, y de seguir adelante con el bienestar de vuestros hijos como prioridad.

Impacto de la mentalidad en el proceso de negociación y, por lo tanto, en el bienestar de tus hijos

Cada conversación con tu expareja deja una huella, no solo en vosotros, sino también en tus hijos. Si esas conversaciones están cargadas de tensión, frustración o resentimiento, ese malestar afecta el ambiente familiar de una forma que ellos perciben, aunque no lo expresen con palabras.

Los niños, incluso los más pequeños, son expertos en leer nuestras expresiones, gestos y el tono de nuestras palabras. Cuando sienten un ambiente cargado de emociones negativas, esto puede generar inseguridad y estrés.

Por el contrario, adoptar una actitud enfocada en la colaboración y el respeto crea un entorno de calma y estabilidad. Tus hijos no solo perciben esa tranquilidad, sino que también aprenden una valiosa lección: las diferencias no tienen que ser un motivo de conflicto, sino una oportunidad para escuchar y respetar otros puntos de vista.

Imagina lo que enseñas cuando eliges negociar desde el respeto y la calma. Les das un ejemplo de cómo manejar situaciones difíciles de manera constructiva, y les demuestras que el amor y el cuidado por ellos siempre estarán por encima de cualquier diferencia entre vosotros.

Ahora te invito a reflexionar:

¿Hablas con tu expareja desde un lugar de calma y comprensión, o desde la frustración y el resentimiento?

Cuando las emociones negativas dominan la conversación, todo se convierte en un campo de batalla. Pero si eliges hablar con una mente tranquila y una actitud abierta, puedes transformar ese campo de batalla en un puente hacia soluciones reales y beneficiosas para toda la familia.

 Cómo la desconfianza y el rencor sabotean los acuerdos

Cuando comienzas una negociación con desconfianza y en alerta, es fácil interpretar cada propuesta de tu expareja como un intento de aprovecharse de ti.

Este enfoque no solo alarga las discusiones, sino que también bloquea cualquier posibilidad de colaboración.

El rencor actúa como una barrera invisible. Hace que te concentras más en el pasado y en lo que te dolió, que en buscar soluciones que beneficien a tus hijos y mantengan la estabilidad familiar.

Ahora, piensa un momento: ¿Qué pasaría si, en lugar de asumir que tu expareja tiene malas intenciones, intentarás entender su punto de vista?

Este pequeño cambio de perspectiva puede marcar una gran diferencia, transformando la tensión en un espacio para el diálogo y la cooperación.

Características de una mentalidad abierta y constructiva

Seguramente te estás dando cuenta de que, al crear un acuerdo parental, las emociones negativas y las ideas preconcebidas sobre cómo “debería ser” ese acuerdo pueden convertirse en un obstáculo en lugar de una ayuda.

Es fácil caer en la trampa de querer tener razón o de mantener una postura rígida para sentir que tienes el control. Pero, cuando eso pasa, lo que de verdad importa —las necesidades de tus hijos— termina quedando en un segundo plano.

Por eso, desarrollar una mentalidad abierta es clave.

Esto significa tener una forma de pensar flexible, estar dispuesto a escuchar y considerar otras perspectivas, incluso cuando no coinciden con las tuyas. Te ayudará a dejar atrás los conflictos ya centrarte en lo más importante: construir una nueva realidad familiar basada en el respeto y la colaboración.

Esta mentalidad se apoya en tres pilares fundamentales:

1. Ponte en los zapatos del otro.

2. Ser flexible.

3. Comprometerte con el bienestar emocional de tus hijos.

Capacidad de comprender el punto de vista del otro como base para tomar decisiones

Entender cómo se siente la otra persona es el primer paso para llegar a acuerdos que de verdad funcionen. No significa que siempre estés de acuerdo, sino que hagas el esfuerzo de ver las cosas desde su perspectiva, aunque tú lo veas de otra manera.

Porque al final, construir acuerdos no va de ganar o perder, sino de encontrar una solución que sea buena para todos, especialmente para tus hijos.

Pregúntate:

• ¿Cómo afecta esta decisión a la relación con mis hijos y con su otro padre o madre?

• ¿Cómo impacta en nuestra convivencia y comunicación?

Hacer el esfuerzo de ponerte en su lugar no solo facilita el entendimiento, sino que también reduce los conflictos.

Por ejemplo, si cambiar un horario beneficia a tu expareja y no afecta demasiado a las rutinas de tus hijos, podrías verlo como una oportunidad para fortalecer vuestra comunicación y fomentar la cooperación a largo plazo.Hoy por ti, mañana por mí, lema que identifica la separación positiva  Flexibilidad para adaptarte a las necesidades cambiantes de la familia

La familia, ya sea que los padres vivan juntos o separados, siempre estará en constante cambio. Habrá momentos en los que tendréis que reorganizaros o adaptaros según lleguen nuevas circunstancias, tanto propias como de vuestros hijos.

Mantener una mentalidad abierta y dispuesta a adaptarte al cambio es clave para que el acuerdo parental evolucione con esas circunstancias, evitando tensiones innecesarias.

La rigidez, por el contrario, genera conflictos. Lo que funcionaba hace un año puede que hoy ya no sirva.

Por ejemplo, piensa en una actividad extracurricular que tu hijo quiere empezar o en la posibilidad de que uno de los padres tenga que mudarse. Estas situaciones requieren ajustes.

Ser flexible significa estar dispuesto a revisar los acuerdos, ajustarlos y buscar siempre lo mejor para todos, especialmente para tus hijos.

Además, cuando eres flexible, enseñas a tus hijos que el cambio es parte de la vida y algo natural.

También les transmites valores como la cooperación, el respeto, la tolerancia y el amor, mostrándoles que, incluso en circunstancias complicadas, es posible encontrar un equilibrio para todos.

Compromiso con el bienestar emocional de tus hijos

LA PRIORIDAD DE LOS PADRES EN PROCESO DE DIVORCIO: EL BIENESTAR DE SUS HIJOSSin embargo, cuando las emociones te desbordan, es fácil perder esta prioridad de vista y enfocarte en ganar discusiones o imponer tu punto de vista.

Cultivar una mentalidad comprometida con el bienestar de tus hijos significa poner sus necesidades emocionales por encima de cualquier orgullo o desacuerdo con tu expareja.

Esto incluye evitar involucrarlos en conflictos, respetar los tiempos de convivencia con ambos padres y mantener una comunicación lo más tranquila y positiva posible.

Pregúntate: ¿Cómo puedo tomar decisiones que refuercen la seguridad y la paz de mis hijos?

Cada vez que eliges actuar desde la calma, les estás enseñando a afrontar las dificultades de manera positiva. Este compromiso es un acto de amor que deja una huella profunda en su desarrollo y les muestra lo que significa una familia unida, incluso cuando viven en dos hogares distintos.

La raíz del conflicto: Ideas que te impiden avanzar

La mentalidad es la forma en que piensas y entiendes las cosas.

Es como las «lentes» que usas para interpretar lo que te pasa, tomar decisiones y reaccionar ante los desafíos.

Tu mentalidad influye en cómo actúas, cómo resuelves problemas y cómo enfrentas las dificultades.

Muchas veces, estas creencias nos llevan a ver problemas donde podría haber soluciones. Nos impedirán negociar con claridad.

Por ejemplo, si piensas que un acuerdo parental es una lucha en la que uno debe ganar y el otro perder, cada conversación será una batalla.

Sin embargo, si empiezas a cuestionar esas creencias y eliges adoptar una mentalidad más flexible, puedes abrirte a encontrar acuerdos que realmente benefician a tus hijos.

Desde la perspectiva del terapeuta social, este fenómeno tiene relación con el imaginario social, es decir, un conjunto de creencias compartidas que influyen en cómo percibimos las relaciones y los conflictos familiares.

Mira este breve video para descubrir cómo el imaginario social condiciona nuestra forma de abordar el divorcio y qué puedes hacer para liberarte de sus limitaciones.

Cuando esta mentalidad es rígida y negativa, genera una sensación de estancamiento que dificulta avanzar y encontrar soluciones. Esto prolonga la crisis y hace que los problemas parezcan más grandes de lo que realmente son.

Cómo tus creencias influyen en tus decisiones

Tus pensamientos dan forma a tus acciones, y esas acciones son las que determinan el resultado de las negociaciones.

Por ejemplo, si crees que ceder en algún punto significa debilidad, es probable que te aferres a posturas rígidas, aunque no sean lo mejor para tu familia.

Ese enfoque solo crea bloqueos y perpetúa el conflicto.

Ahora, hazte esta pregunta: ¿Qué creencias están guiando las decisiones que tomas durante este proceso?

Cuestionarlas te permite actuar con más libertad y elegir lo que realmente ayuda a construir un entorno más saludable y respetuoso para tus hijos.

 3 creencias que dificultan construir un acuerdo parental

1. Ceder es perder. Esta idea te lleva a ver cada discusión como una batalla. Cuando la dejas de lado, descubres que ceder puede ser un paso hacia el entendimiento y la cooperación, y eso es ganar.

2. Todo debe ser equitativo para ser justo. Lo justo no siempre es dividir al 50%. Las necesidades de los niños cambian o las necesidades de los niños o vuestras circunstancias no se prestan al reparto del 50%. Por lo tanto, no se ajustan a un reparto milimétrico.

3. Los niños estarán mejor conmigo. Aunque quieras lo mejor para tus hijos, creer que tu perspectiva es la única válida no es cierto y puede bloquear soluciones.

La crianza compartida y respetuosa les da la riqueza de crecer con el amor de ambos padres.

Identificar estas creencias es el primer paso para transformarlas y crear un acuerdo parental compartido que os permita seguir siendo familia.

La creencia «ganar» y «perder» en la separación

Cuando hablamos de la separación, es común caer en la trampa de pensar en términos de “ganar” y “perder”. Este enfoque suele interpretarse como ser mejor o estar por encima de la otra persona. Pero cuando tu objetivo es “ganar”, inevitablemente posicionas a tu expareja como un adversario.

Este tipo de mentalidad transforma el proceso en una competición, dificultando la posibilidad de colaborar y construir acuerdos.

Y en un contexto donde hay hijos, esta perspectiva no solo complica el entendimiento entre los padres, sino que también puede afectar el bienestar emocional de los pequeños.

En la crianza, no hay victorias ni derrotas. El verdadero triunfo no es “ganarle” a tu expareja, sino crear un nuevo entorno familiar que les aporte estabilidad emocional y social tus hijos. Un espacio donde puedan sentirse seguros, queridos y en paz.

El cambio empieza cuando dejas de preguntarte: “¿cómo puedo ganar?”. Y comienzas a reflexionar: “¿cómo podemos construir algo que funcione para todos?”.

Este cambio de perspectiva transforma la dinámica de confrontación en una oportunidad de colaboración, priorizando lo que realmente importa: el bienestar de tus hijos.

 Cómo superar estas creencias y construir un acuerdo parental que beneficie a tus hijos

Superar las ideas que te limitan empieza con un primer paso: tomar conciencia de ellas.

Haz una lista de los pensamientos o creencias que te generan frustración durante las negociaciones y reflexiona: ¿son realmente ciertas? ¿Qué evidencia tengo para seguir creyéndolas?

A menudo, descubrirás que lo que te frena no son hechos, sino interpretaciones o suposiciones.

Después, intenta cambiar tu enfoque. En lugar de buscar argumentos para reforzar tu punto de vista, practica escuchar desde la curiosidad. Haz un esfuerzo por comprender las necesidades y preocupaciones de tu expareja. Por ejemplo: “escucha sus motivos para proponer ciertos cambios en el horario de visitas”

Piensa en cada conversación como una oportunidad para encontrar soluciones enfocadas en encontrar la paz familiar.

Recuerda: construir un acuerdo parental flexible, sólido y eficaz es mucho más valioso que ganar una discusión. Tu objetivo no es vencer, sino colaborar por el bienestar de tus hijos.

Estrategias para desarrollar una mentalidad colaborativa

Adoptar una mentalidad colaborativa requiere un trabajo reflexivo y constante.

No es algo que surja de manera automática, especialmente cuando las emociones están a flor de piel.

Sin embargo, es posible cultivar una actitud más abierta y enfocada a resolver si aplicas estrategias que te ayuden a manejar las conversaciones de forma constructiva.

Al trabajar en esta mentalidad, no solo alcanzarás mejores acuerdos, sino que también aportarás calma y estabilidad al entorno familiar de tus hijos.

 La conexión entre mentalidad y resultados

Lo que piensas influye directamente en lo que haces, y tus acciones determinan los resultados.

Si llegas a una negociación pensando que será imposible lograr un acuerdo, es probable que adoptes una postura defensiva que complique aún más la comunicación.

En cambio, cuando crees que es posible encontrar soluciones que beneficien a todos, tu actitud cambia, y las conversaciones fluyen con más facilidad.

La clave está en reconocer cómo tus pensamientos influyen en tus respuestas y elegir un enfoque que priorice el diálogo en lugar del enfrentamiento.

Técnicas de comunicación positiva para padres separados

La comunicación positiva es clave para negociar acuerdos parentales.

Una herramienta muy útil es la escucha activa, que consiste en prestar atención a lo que tu expareja dice, sin interrumpir ni preparar respuestas automáticas.

Después, reformula lo que has escuchado para confirmar que lo has entendido bien. Esto crea un clima de confianza y muestra que valoras su punto de vista.

Otro recurso es hablar desde el «yo», por ejemplo: «Me gustaría encontrar una solución para esto» en lugar de «Siempre haces las cosas mal».

Este cambio en el lenguaje reduce las culpas y facilita el entendimiento mutuo.

Recuerda que la comunicación clara y respetuosa es el puente hacia acuerdos sólidos.

La importancia de la gestión emocional durante el proceso de separación

Las emociones pueden ser intensas y complicadas de manejar.

Saber controlarlas es importante para mantener la calma en momentos complicados de alta tensión emocional.

Gestionar tus emociones implica ser consciente de lo que sientes, identificar los detonantes que te activan y crear una pausa antes de reaccionar.

Si notas que una conversación empieza a volverse tensa o negativa, detente. Respira profundamente, da un paso atrás y reflexiona sobre el objetivo final: proteger el bienestar de tus hijos.

Gestionar lo que sientes no significa reprimir tus emociones, sino aprender a canalizarlas para que contribuyan a solucionar en lugar de alimentar conflictos.

Ventajas de la mediación para crear acuerdos justos

La mediación puede ser una gran ayuda cuando las conversaciones entre padres no llegan a ningún lado.

A diferencia de un juicio, donde un juez toma las decisiones por vosotros, la mediación o la acción mediadora del terapeuta social os da la oportunidad de participar activamente en la creación de acuerdos que respeten las necesidades de toda la familia.

Un mediador o terapeuta social te ayuda a comunicaros mejor, a reducir tensiones y a encontrar soluciones que funcionen para ambos.

Además, esta forma de trabajar fomenta la colaboración y asegura que tanto tú como tu expareja tengáis voz en el proceso. Esto es clave para lograr acuerdos que beneficien a tus hijos y sean emocionalmente sostenibles a largo plazo.

UN PASO HACIA LA CALMA Y LA COLABORACIÓN

La mentalidad con la que afrontas la negociación de un acuerdo parental marca la diferencia entre el caos y la calma, entre el conflicto constante y una convivencia respetuosa.

Cuando eliges cultivar una mentalidad colaborativa, te enfocas en lo que realmente puedes controlar: tus pensamientos, tus palabras y tus actitudes. Esto transforma las tensiones en oportunidades, creando una nueva dinámica familiar basada en el respeto y la estabilidad.

Piensa en esto: eres como un árbol en medio de una tormenta. Las ramas pueden moverse con fuerza, pero son las raíces, profundas y firmes, las que te mantienen en pie.

Tus raíces son la mentalidad que decides desarrollar: una mentalidad flexible, orientada al respeto mutuo y comprometida con el bienestar emocional de tus hijos.

Recuerda, no puedes controlar cada situación, pero sí puedes decidir cómo responder a ella. Ese es tu poder.

Cambiar tu mentalidad es el primer paso hacia una nueva forma de ser familia, una que, aunque distinta, puede estar llena de amor, seguridad y equilibrio. Esto no solo te permitirá mirar al futuro con confianza, sino también guiar a tus hijos con serenidad y compromiso en cada paso del camino.

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